AD museística
(Audiodescripción museística para Personas Ciegas o con Discapacidad Visual)
Título original: Le Déjeuner sur l’Herbe, Manet, 1863
Formato: Word
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AD de Le Déjeuner sur l’Herbe (1863), de Manet
Está usted situado frente a Le Déjeuner sur l’Herbe (en español, Almuerzo sobre la hierba) del pintor francés Édouard Manet: una obra de 1863 considerada un gran monumento del arte moderno, pero también uno de los lienzos más controvertidos del pintor.
Esta representa a una mujer desnuda almorzando con dos hombres que van completamente vestidos, lo que en su época desencadenó una gran fuente de críticas. La escena se representa sobre un cuadro pintado al óleo de 2,08 metros de altura por 2,64 metros de largo. Su altura equivale a la de dos personas de estatura media si se subieran una sobre la otra: un lienzo bastante grande para tratarse de un tema mundano, pues este formato solía reservarse para grandes temas.
La escena representa un almuerzo en un bosque cerca de Argenteuil, a orillas del Sena; en general, predominan las tonalidades verdes, amarillas y marrones, con fuertes contrastes entre la sombra y la luz. Situada casi en el centro de la escena, la protagonista es una mujer desnuda que mira directamente al espectador. Está sentada sobre unas telas azules, con la cabeza apoyada ligeramente sobre la mano. Se trata de una representación combinada del cuerpo de la esposa de Manet (Suzanne Leenhoff) y del rostro de su modelo favorita de la época (Victorine Meurent). Junto a la mujer, dos hombres completamente vestidos conversan tranquilamente, ignorándola. Van vestidos como dandis, con un estilo muy refinado y en tonos oscuros, lo cual contrasta con el color blanco del cuerpo desnudo de la modelo. El hombre que está situado a la derecha también lleva un sombrero plano con una borla. Estos representan a Gustave, el hermano de Manet, y a su futuro cuñado, el escultor holandés Ferdinand Leenhoff.
En el fondo, entre la maleza y los árboles, una mujer con un ligero vestido blanco toca el agua del río con el brazo. Se trata de Alexandrine Zola, una de las modelos de Manet y la que sería la futura esposa del escritor Émile Zola. El tamaño de la mujer resulta chocante por ser demasiado grande en comparación con las figuras del primer plano y con una barca que yace a su derecha, junto a la orilla. Esta figura podría tener una referencia religiosa por la presencia de un pájaro volando en la parte superior del cuadro, sobre las cabezas de la gente. Este elemento, en el arte, representa a la paloma del Espíritu Santo que aparece en las escenas del bautismo de Jesucristo, donde también aparecen figuras dentro del agua, como la mujer del cuadro. Por este motivo, la figura de esta mujer recibió numerosas críticas.
En primer plano, en la esquina izquierda, están las ropas de la mujer en tonos azules y, sobre estas, hay una cesta de frutas y una hogaza de pan, como en un bodegón. Resulta clave la presencia de una pequeña rana situada junto al vestido de la mujer. La palabra grenouille (rana) en el francés de la época hacía referencia a las mujeres atractivas que vivían la vida a lo grande, rodeadas de amantes y sin darle importancia a la opinión de los demás. Las dos mujeres que aparecen en el cuadro son consideradas grenouilles.
En esta obra, Manet nos muestra una vez más su preferencia por los mórbidos contrastes entre la sombra y la luz, plasmando una iluminación bastante inconsistente que da al espectador la impresión de que la escena tiene lugar en un estudio, y no al aire libre. Esta falta de transición entre los colores hace que las figuras parezcan planas y sin volumen, lo que contrasta con el resto del paisaje, más esbozado que pintado y, sobre todo, con el magnífico bodegón de la esquina, que cuenta con detalles muy trabajados. Por otro lado, la utilización de la perspectiva aérea resulta chocante por la falta de profundidad y por la desproporción entre los personajes y los distintos elementos.
En cuanto a la composición del cuadro, resulta interesante el empleo de varios triángulos. Dos de ellos toman como vértice la cabeza de ambos hombres y se repiten, más pequeños en la pierna del hombre a la derecha y en la de la modelo a la izquierda. Otro triángulo más grande toma por vértice a la mujer del fondo. Finalmente, el último triángulo toma por vértice el pájaro que aparece arriba en el centro y abarca las cuatro figuras.
Esta obra fue expuesta por primera vez en el «Salón de los Rechazados», con la autorización de Napoleón III y bajo el título Le Bain (El Baño, en español), ya que anteriormente había sido rechazada por el Salón oficial. El cuadro fue una sorpresa para el público francés, no solo por la forma de abordar el tema, sino también por la modernidad del estilo desde el punto de vista cromático y compositivo, pues el cuadro destaca por el empleo de una intensa luz fotográfica que no resulta nada natural y por la falta de lógica en cuanto a las proporciones de los elementos.
Le Déjeuner sur l’Herbe podría representar una versión moderna del Concierto campestre, del pintor renacentista Tiziano. Se considera una obra pre-impresionista por el uso del entorno del artista como motivo principal y por el acento en los efectos de luz, aunque la forma de pintar sigue siendo clásica. A pesar de la controversia que causó esta obra, por la forma de abordar el tema y por su composición, esta se considera una de las obras maestras del siglo XIX.